
El proyecto para el edificio lanzadera de la Universidad de Valladolid en el Campus Miguel Delibes se organiza en torno a un patio que funciona como corazón verde y lugar de expansión visual. Este vacío es atravesado por tres pasarelas que establecen un sistema de relaciones físicas y visuales en el interior del edificio. Se establecen conexiones a distintos niveles y se generan áreas de trabajo y reunión que potencian la riqueza espacial en la operación de vaciado interior. La distribución abierta del programa y el cerramiento de vidrio propuesto permiten al ocupante percibir el campus y la naturaleza exterior en todo momento.
Los espacios de trabajo se organizan con un esquema de oficina abierta. Cada forjado funciona como una bandeja sobre la que pueden instalarse divisiones temporales de vidrio que estructuran el funcionamiento de cada departamento en salas, despachos, laboratorios o almacenes. La instalación de suelos y techos técnicos abundan en la idea de flexibilidad que abandera la propuesta siendo el soporte preciso para un programa que prevé el crecimiento y el cambio de actividad a lo largo del tiempo.