
El edificio se resuelve con un volumen único que se apoya sobre un zócalo de piedra que absorbe el desnivel de la parcela. La imagen del edificio se caracteriza por un desplazamiento volumétrico que rompe la horizontalidad de la pieza e indica el acceso.
La proximidad del solar a la muralla medieval que cierra el casco histórico de la localidad condiciona el tratamiento material del edificio. Se plantea un zócalo de costeros de piedra caliza de grandes dimensiones en contraste con el acabado manufacturado del volumen que alberga las oficinas. Un conjunto rítmico de huecos verticales introducen la luz en las zonas de trabajo.

